Los jardines de Messina

Ettore Messina siempre se ha caracterizado por ser una persona "políticamente correcta", pero esta temporada está mostrando una nueva faceta en las ruedas de prensa que le está costando más de un quebradero de cabeza: las comparaciones que realiza.
Todo empezó tras el partido contra el Partizan de Belgrado, en el que los blancos se impusieron por 78 a 58, cuando al técnico italiano no se le ocurrió otra idea que compararse con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, al ser preguntado por una periodista serbia sobre por qué Velickovic juagaba tan pocos minutos.
"El pasado jueves jugó un partido excelente en Sevilla y fue crucial para ganar. Hoy ha jugado bien... Yo sólo veo y decido. No lo hago a priori. Yo no soy como Berlusconi. No creo que un jugador sea comunista y por eso no me guste. Veo el juego, los entrenamientos y si los dos estamos a gusto; si el equipo está a gusto, se queda en la pista. No es fácil que todosestén contentos", aseguraba.

Pero la cosa no ha quedado ahí y tras ganar el pasado sábado al Power Electronics Valencia en la semifinal de la Copa del Rey, Messina volvió a sacar su vena "poética" y esta vez se comparó a sí mismo con un palestino por las críticas que estaba recibiendo: "Soy como un palestino, que me llegan las bombas, aguanto y disfruto", afirmaba en la rueda de prensa.

Esta vez las reacciones no se hicieron esperar y ha tenido que pedir perdón en un medio de comunicación israelí: "Pido perdón a la gente de Israel y la de Palestina. No quise posicionarme. Tengo muchos amigos judios".
Messina quiso aclarar y matizar su comparación: "Era una metáfora para comparar la falta de comunicación Israel-Palestina con la mía con algunos periodistas españoles...".
Lo que más llama la atención es que en ambas ocasiones su equipo acaba de ganar el encuentro por lo que se supone que debería llegar a las ruedas de prensa más calmado y satisfecho con el trabajo realizado, pero no. A Messina se le nota cansado y harto y a la mínima salta y saca los pies del tiesto con sus palabras. Por su bien, y por el del Madrid, esperemos que deje de meterse en esos jardines cada vez que se pone delante de los micrófonos.