Hoy se cumplen 21 años de aquel fatídico 3 de diciembre de 1989 en el que un accidente de tráfico nos dejaba sin una de los grandes leyendas del deporte español: Fernando Martín.
Un jugador que empezó a enamorar a todos con tan solo 18 años jugando con el Estudiantes, en una liga ACB que empezaba a dar sus primeros pasos, y con las categorías inferiores de la selección española.
Pronto se convirtió en el mejor ala-pívot de la competición y todos los grandes se peleaban por su fichaje. Finalmente fue el Madrid el que se llevara el gato al agua y con el club blanco consiguió ganar, en su primera etapa, cuatro Ligas y dos Copas del Rey.
Aunque el logro del que se sentía más orgulloso era de la medalla de plata lograda en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984.
Pese a no ser un interior que destacara por su altura ni por su muñeca, su rapidez, su inteligencia para ganar la posición en la zona y su gancho en suspensión no pasaron desapercibidos en la mejor liga del mundo y pronto la NBA llamó a su puerta.
De esta manera, New Jersey lo eligió en el puesto 38 en el Draft de 1985, aunque hasta el año siguiente no daría el salto a la NBA con la camiseta de Portland Trail Blazers.
Un salto que hoy día nos parece algo habitual y hasta relativamente sencillo de conseguir pero que en la década de los 80 era un logro hasta entonces inimaginable y una locura de aventura.
Fernando Martín fue el pionero de los Gasol, Calderón, Garbajosa, Navarro y compañía. Él abrió el camino de los españoles al otro lado del Atlántico.
Por desgracia, no pudo triunfar con los Blazers y buena parte de la culpa la tuvo Schuler, un entrenador demasiado conservador que no se atrevió a apostar por ese jugador llegado del viejo continente.
Además, Fernando Martín tuvo que hacer frente a otro gran obstáculo: su corta estatura hizo que le vieran como un alero, cuando llevaba toda su vida destacando como uno de los mejores 4 del viejo continente.
Aunque para Fernando su paso por la NBA nunca supuso un fracaso en su carrera y no dudaba en afirmar que "solo hay 240 jugadores en el mundo que pueden jugar allí". Pese a que contó con muy pocos minutos, logró hacer un hueco a lo español en Estados Unidos y como muestra de ello destaca la anécdota de obligar a que le pusieran tilde en la “i” de su camiseta.
Al ver que allí no tenía sitio y no contaban demasiado con él volvió a España, al Real Madrid de nuevo. En su segunda etapa blanca pudo levantar una Copa del Rey y una Recopa junto a otro mito, también tristemente fallecido, como Drazen Petrovic.
En su regreso a la ACB protagonizó momentos tan memorables como sus enfrentamientos con el barcelonista Norris. Un fatal accidente de tráfico nos privó de poder seguir disfrutando de una de las mayores estrellas que ha dado nuestro baloncesto, pero su leyenda seguirá estando viva y muy presente en todos los que amamos este deporte. Desde aquí mi más sincero homenaje a un crack tanto dentro como fuera de las canchas.
Pronto se convirtió en el mejor ala-pívot de la competición y todos los grandes se peleaban por su fichaje. Finalmente fue el Madrid el que se llevara el gato al agua y con el club blanco consiguió ganar, en su primera etapa, cuatro Ligas y dos Copas del Rey.
Aunque el logro del que se sentía más orgulloso era de la medalla de plata lograda en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984.
Pese a no ser un interior que destacara por su altura ni por su muñeca, su rapidez, su inteligencia para ganar la posición en la zona y su gancho en suspensión no pasaron desapercibidos en la mejor liga del mundo y pronto la NBA llamó a su puerta.
De esta manera, New Jersey lo eligió en el puesto 38 en el Draft de 1985, aunque hasta el año siguiente no daría el salto a la NBA con la camiseta de Portland Trail Blazers.
Un salto que hoy día nos parece algo habitual y hasta relativamente sencillo de conseguir pero que en la década de los 80 era un logro hasta entonces inimaginable y una locura de aventura.
Fernando Martín fue el pionero de los Gasol, Calderón, Garbajosa, Navarro y compañía. Él abrió el camino de los españoles al otro lado del Atlántico.
Por desgracia, no pudo triunfar con los Blazers y buena parte de la culpa la tuvo Schuler, un entrenador demasiado conservador que no se atrevió a apostar por ese jugador llegado del viejo continente.
Además, Fernando Martín tuvo que hacer frente a otro gran obstáculo: su corta estatura hizo que le vieran como un alero, cuando llevaba toda su vida destacando como uno de los mejores 4 del viejo continente.
Aunque para Fernando su paso por la NBA nunca supuso un fracaso en su carrera y no dudaba en afirmar que "solo hay 240 jugadores en el mundo que pueden jugar allí". Pese a que contó con muy pocos minutos, logró hacer un hueco a lo español en Estados Unidos y como muestra de ello destaca la anécdota de obligar a que le pusieran tilde en la “i” de su camiseta.
Al ver que allí no tenía sitio y no contaban demasiado con él volvió a España, al Real Madrid de nuevo. En su segunda etapa blanca pudo levantar una Copa del Rey y una Recopa junto a otro mito, también tristemente fallecido, como Drazen Petrovic.
En su regreso a la ACB protagonizó momentos tan memorables como sus enfrentamientos con el barcelonista Norris. Un fatal accidente de tráfico nos privó de poder seguir disfrutando de una de las mayores estrellas que ha dado nuestro baloncesto, pero su leyenda seguirá estando viva y muy presente en todos los que amamos este deporte. Desde aquí mi más sincero homenaje a un crack tanto dentro como fuera de las canchas.
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