La volvió a liar. Pablo Prigioni parece no querer dejar de hacer méritos para convertirse en el nuevo "bad boy" de la Liga y su regreso al Fernando Martín se saldó con un lamentable incidente. El problema es que el base argentino nos está acostumbrando ya a sus "Prigionadas".
Primero fue la bronca que tuvo en con Messina en el derbi frente a Estudiantes al ser cambiado tras ser desbordado por Granger. Posteriormente, tuvo un encontronazo con uno de los cámaras de televisión durante las semifinales de la Copa del Rey, que enfrentaban al conjunto blanco con el Power Electronics Valencia, y terminó arrancando el micrófono que intentaba captar las palabras del exentrenador madridista durante un tiempo muerto.
¿La última? Tuvo lugar este domingo durante el partido que enfrentaba a los madridistas con el Fuenlabrada. Corría el minuto 24 cuando uno de los árbitros sancionaba a Prigioni con una técnica por protestar. El base italo-argentino se dirigió entonces al banquillo, donde la afición fuenlabreña le esperaba para insultarle. Fue la gota que colmó el vaso, nunca mejor dicho, puesto que al madridista no se le ocurrió mejor idea que coger una botella de agua y vaciarla sobre los seguidores que estaban cargando contra él.
Los hinchas reaccionaron ante tal gesto de igual manera y comenzaron a echar agua a Prigioni, hasta que tuvo que acabar llegando varios agentes de la Policí Nacional para calmar los ánimos y evitar que la cosa fuera a mayores.
Al volver a la pista tras el incidente Prigioni pudo haber hecho un gesto mostrando su trasero a esa parte de la grada que le había increpado. Lo que está claro es que le costó salirse completamente del partido y acabar el encuentro con unos tristes números: 3 puntos, 2 rebotes y 1 asistencia.
Un triste regreso tras su lesión y un más que polémico regreso a la que fuera su casa entre 1999 y el año 2001. El entrenador del conjunto madridista, Lele Molin, se ha mostrado bastante crítico ante la actitud de su jugador: "Un club como el Real Madrid no puede aceptar el comportamiento de Pablo, no es la primera vez que le pasa, hablaremos con él. No obstante, sin justificarle, he de decir que la gente que estaba detrás nuestro banquillo no se ha comportado con mucha edicación, aunque, inisisto, somos personas públicas que no debemos cometer esos errores", concluyó el técnico italiano.
Prigioni siempre ha demostrado ser un jugador de sangre caliente y pese a que ha asegurado que recibió ataques racistas hacia su familia y su país, en estos casos debería actuar de manera más profesional y no caer en las provocaciones de la grada. Habrá que estar pendientes de si el Madrid toma alguna medida al respecto y sanciona al jugador.
Primero fue la bronca que tuvo en con Messina en el derbi frente a Estudiantes al ser cambiado tras ser desbordado por Granger. Posteriormente, tuvo un encontronazo con uno de los cámaras de televisión durante las semifinales de la Copa del Rey, que enfrentaban al conjunto blanco con el Power Electronics Valencia, y terminó arrancando el micrófono que intentaba captar las palabras del exentrenador madridista durante un tiempo muerto.
¿La última? Tuvo lugar este domingo durante el partido que enfrentaba a los madridistas con el Fuenlabrada. Corría el minuto 24 cuando uno de los árbitros sancionaba a Prigioni con una técnica por protestar. El base italo-argentino se dirigió entonces al banquillo, donde la afición fuenlabreña le esperaba para insultarle. Fue la gota que colmó el vaso, nunca mejor dicho, puesto que al madridista no se le ocurrió mejor idea que coger una botella de agua y vaciarla sobre los seguidores que estaban cargando contra él.
Los hinchas reaccionaron ante tal gesto de igual manera y comenzaron a echar agua a Prigioni, hasta que tuvo que acabar llegando varios agentes de la Policí Nacional para calmar los ánimos y evitar que la cosa fuera a mayores.
Al volver a la pista tras el incidente Prigioni pudo haber hecho un gesto mostrando su trasero a esa parte de la grada que le había increpado. Lo que está claro es que le costó salirse completamente del partido y acabar el encuentro con unos tristes números: 3 puntos, 2 rebotes y 1 asistencia.
Un triste regreso tras su lesión y un más que polémico regreso a la que fuera su casa entre 1999 y el año 2001. El entrenador del conjunto madridista, Lele Molin, se ha mostrado bastante crítico ante la actitud de su jugador: "Un club como el Real Madrid no puede aceptar el comportamiento de Pablo, no es la primera vez que le pasa, hablaremos con él. No obstante, sin justificarle, he de decir que la gente que estaba detrás nuestro banquillo no se ha comportado con mucha edicación, aunque, inisisto, somos personas públicas que no debemos cometer esos errores", concluyó el técnico italiano.
Prigioni siempre ha demostrado ser un jugador de sangre caliente y pese a que ha asegurado que recibió ataques racistas hacia su familia y su país, en estos casos debería actuar de manera más profesional y no caer en las provocaciones de la grada. Habrá que estar pendientes de si el Madrid toma alguna medida al respecto y sanciona al jugador.
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