Mientras se disputan los Playoffs por el anillo, la NBA sigue anunciando estos días los premios a los mejores jugadores de la Regular Season. Primero fue el turno de Dwight Howard como Mejor Defensor y, posteriormente, le tocó a Lamar Odom ser elegido Mejor Sexto Hombre. En esta ocasión el galardonado no ha sido otro que Kevin Love. ¿Su trofeo? El de jugador con mayor progresión de la temporada.
Love ha sido designado como Most Improved Player tras recibir 400 puntos y quedar por delante del ala-pívot de los Blazers LaMarcus Aldridge (157 puntos) y el alero de los Warriors Dorell Wright (124).
La verdad es que el premio es bien merecido puesto que la temporada del pívot de los Timberwolves es para enmarcar. Ha pasado de ser el sexto hombre del equipo la temporada pasada a ser su máximo referente y líder sobre la cancha. Sus números en esta campaña asustan: 20.2 puntos, 15.2 rebotes y 2.5 asistencias ha promediado en los 73 encuentros que ha disputado. No solo ha pasado a anotar 6.2 puntos más, sino que también ha logrado una media de 4 rebotes más por encuentro, lo que le ha convertido en el máximo reboteador de la NBA.
Por si fuera poco, Love se ha consagrado como el rey del doble-doble al lograr al menos diez puntos y diez rebotes en 64 partidos, superando el récord de Moses Malone al lograrlo además en 53 partidos consecutivos.
Para el recuerdo ha dejado actuaciones espectaculares como la del partido frente a los New York Knicks, en el que logró nada más y nada menos que 31 puntos y 31 rebotes. Todo ello le sirvió para poder disputar su primer All-Star, el pasado mes de febrero en Los Ángeles. No fue elegido de manera directa, pero la baja por lesión de Yao Ming hizo que Stern le eligiese para suprir al chino.
Así pues, la temporada para su equipo habrá sido para olvidar, Minnesota ha sido la peor franquicia de la Liga con un balance 17-65, pero seguro que Love siempre la recordará. Ahora toca pensar en el futuro y Love ya ha dejado claro que quiere a Ricky Rubio a su lado. Veremos a ver qué sucede finalmente.
Love ha sido designado como Most Improved Player tras recibir 400 puntos y quedar por delante del ala-pívot de los Blazers LaMarcus Aldridge (157 puntos) y el alero de los Warriors Dorell Wright (124).
La verdad es que el premio es bien merecido puesto que la temporada del pívot de los Timberwolves es para enmarcar. Ha pasado de ser el sexto hombre del equipo la temporada pasada a ser su máximo referente y líder sobre la cancha. Sus números en esta campaña asustan: 20.2 puntos, 15.2 rebotes y 2.5 asistencias ha promediado en los 73 encuentros que ha disputado. No solo ha pasado a anotar 6.2 puntos más, sino que también ha logrado una media de 4 rebotes más por encuentro, lo que le ha convertido en el máximo reboteador de la NBA.
Por si fuera poco, Love se ha consagrado como el rey del doble-doble al lograr al menos diez puntos y diez rebotes en 64 partidos, superando el récord de Moses Malone al lograrlo además en 53 partidos consecutivos.
Para el recuerdo ha dejado actuaciones espectaculares como la del partido frente a los New York Knicks, en el que logró nada más y nada menos que 31 puntos y 31 rebotes. Todo ello le sirvió para poder disputar su primer All-Star, el pasado mes de febrero en Los Ángeles. No fue elegido de manera directa, pero la baja por lesión de Yao Ming hizo que Stern le eligiese para suprir al chino.
Así pues, la temporada para su equipo habrá sido para olvidar, Minnesota ha sido la peor franquicia de la Liga con un balance 17-65, pero seguro que Love siempre la recordará. Ahora toca pensar en el futuro y Love ya ha dejado claro que quiere a Ricky Rubio a su lado. Veremos a ver qué sucede finalmente.
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